Para desarrollar la memoria visual o fotográfica, algunos juego de toda la vida como los “memory” o las cartas son un buen medio para fomentar la parte de nuestro cerebro más visual y afianzar la memoria que luego nos podrá ser útil en muchas más áreas de la vida.
Os hablamos de los juguetes y juegos que más conectan con este aspecto de nuestro percepción del mundo y, de paso, ¡os enseñamos un poco más acerca de estos maravillosos juegos!
Memory de animales
El memory o juego de memoria es uno de los mejores juegos para practicar esta capacidad de recordar imágenes. Se compone de muchas fichas iguales por uno de los lados y que esconden detrás parejas de objetos. En este caso, tendrás que emparejar animales. Por turnos, se giran dos fichas y, si no son pareja, se vuelven a poner boca abajo hasta el siguiente turno; por ello, hay que recordar qué escondía cada ficha para poder acumular toda esa información turno tras turno y hacernos con el máximo de parejas.
*Un plus de esta edición del memory es que las parejas de animales no son exactamente iguales: algunos detalles como el color del animal o el lado hacia el que mira la ilustración serán diferentes. Estas pequeñas diferencias nos obligan a agudizar todavía más la concentración y nos permite fijarnos en pequeños detalles para ayudar a trabajar la memoria cuando busquemos la pareja de cada criatura.
Postman: el juego de mesa con más éxito
Postman se ha convertido ya en un clásico de los juegos de mesa creados por Londji. Es un juego de concentración, observación, memoria y agilidad en el que debemos ayudar al cartero a repartir las cartas en las casas que cumplen los requisitos que nos exija la ficha de cada turno. Todas las cartas y fichas están explicadas de manera visual, así que es otro de los juegos estrellas para poner en práctica la memoria visual y fotográfica. Nuestro objetivo con este juego es diferenciar unas casas de otras en función del color de las ventanas, la altura del edificio o detalles como si tienen o no chimenea para encontrar antes que nadie la casa donde repartir la carta del cartero.
Perfecto para jugar en familia, se puede jugar desde los 4 años pero es muy divertido también para los adolescentes y adultos
*Si quieres probar primero este juego o lo vas a usar para llevarlo de viaje o fuera de casa, también tenemos la versión viaje o de bolsillo de este juego. Ideal porque ocupa y pesa menos que el juego original que viene en una presentación mucho más grande y extensa.
Where is the cheese? Juego de observación
En este juego tenemos que encontrar los 10 ingredientes que necesita el cocinero para realizar una receta antes que nuestros contrincantes. Esta agilidad requiere de mucha observación y memoria visual para localizar de manera veloz cada ficha con su ingrediente. La asociación de un ingrediente con una imagen en esta ocasión suma la asociación mental que hacemos de cada alimento con su olor y sabor y esto intensifica el trabajo de memoria. Se sabe que los olores y los sabores son uno de los elementos que más nos transportan a los recuerdos pues son el vehículo más fuerte de la memoria.
*Juego ideal a partir de los 5 o 6 años. Tiene múltiples aplicaciones porque con las fichas también podemos poner en práctica, por ejemplo, los idiomas si queremos ir nombrando los alimentos e ingredientes en inglés o en francés con nuestros hijos para afianzar conocimientos lingüísticos.
Puzle Descubre el mundo: o cómo conocer bien el mapamundi
Este puzle de 200 piezas es un gran ejemplo de la memoria visual y de cómo podemos aprender sobre el entorno a través de juegos como los puzles. Este puzle forma el mapamundi y, además, cuenta con unas fichas con elementos clave de cada continente y algunos países para que podamos ubicar mejor algunos conceptos de cultura general.
El puzle ayuda realmente a descubrir el mundo y a orientarnos en él con mayor facilidad. Una vez podemos ubicar a un oso polar en su polo o sabemos en qué continente se ubica la Gran muralla o la estatua de la libertad, el Globo nos resulta más familiar y cercano.
*Un regalo ideal para almas viajeras y curiosas, donde alimentar este deseo de conocer mundo. También buen regalo si quieres echar un cable a tu hija o tu sobrino a interesarse un poco más por la geografía que, muchas veces, no nos provoca todo el interés que debería desde las clases en el cole. Es, de hecho, un buen puzle para tener en el aula. Recomendado a partir de los 6-7 años.