Queremos que los niños sean autónomos pero no les dejamos el espacio ni el tiempo para que lleguen a ello. La autonomía en la mesa es clave en su desarrollo: comer solos no les brinda únicamente habilidades prácticas, sino que también fomenta su autoestima y confianza. Desde el momento en que empiezan a sostener cubiertos, están dando pasos hacia su propia autonomía e independencia como individuos
Queremos que tengan seguridad en sí mismos y una autoestima fuerte pero desde que nacen les decimos “te vas a caer” o “no cojas eso que lo rompes” unas cien veces al día. Queremos que coman mucha cantidad, variado y a la hora a la que les ponemos la comida. Pero convertimos la hora de comer en un estrés metiéndoles prisa, insistiendo siempre en “una cucharada más” y muy pendientes de que no se manchen la ropa
La hora de comer
Dejarles comer a su ritmo requiere de paciencia, desapego y mucha confianza por parte de los adultos que estamos acostumbrados a adelantarnos siempre a sus necesidades y pensamos que comer “mucho” es comer “bien”. Y tendremos que redirigir la mirada a lo realmente importante: no es el evitar que manchen, sino observar cómo disfrutar de los alimentos y cómo van relacionándose con ellos cada día
Dejar comer es un ejercicio muy grande de paciencia, requiere tener tiempo y respirar profundo, reaprender a comer y hacer la vista gorda con lo que se ensucia alrededor en un abrir y cerrar de ojos… Pero merece la pena: cuando ves cómo cogen los cubiertos y comen ellos solos con gusto y disfrutando, todo cobra sentido. Cuando les ves poner la mesa y servirse unos cereales de la caja con todo su esfuerzo y concentración… atisbamos lo que realmente es la autonomía y podemos ver un niño utilizando toda su capacidad mental de resolución de problemas, escuchando las señales de apetito de su cuerpo y organizando toda una serie de procesos para llegar a su objetivo.
Más allá de lo motriz
Fomentar la autonomía en la mesa les brinda herramientas mucho más allá de las motrices: les ayuda a tener una relación positiva con la comida. Al dejar que los niños controlen su alimentación, les estamos dando la oportunidad de proteger una relación saludable con la comida, basada en la escucha de sus propias señales. Les ayuda a conectar con su propio cuerpo, sin perder su sentido interno de la saciedad y la regulación del hambre que muchos adultos perdimos hace tiempo
¿Cómo lo veis? ¿Disfrutáis de la hora de comer con vuestros hijos e hijas o cuesta un poco?