En un mundo donde los juguetes de plástico dominan las estanterías, cada vez más padres están buscando alternativas de materiales naturales y más sostenibles para sus hijos. ¿Por qué? ¿Tiene sentido o es solo una tendencia?
Los juguetes fabricados con materiales naturales como la madera, el algodón, la lana, el bambú o el fieltro no solo son estéticamente bonitos, sino que también aportan varios beneficios para el desarrollo de los niños. Esta idea estaría alineada con lo que dicen algunas pedagogías como la Waldorf, Montessori o Pikler, que dan mucha importancia a cómo debe ser el entorno infantil y los materiales que ofrecemos para que estimulen los sentidos pero sin sobreestimular, que promuevan la creatividad y respeten la naturaleza.
Os contamos por qué es mejor que los niños jueguen con juguetes de materiales naturales y por qué deberías evitar el plástico
1. Porque promueven una estimulación sensorial rica y diversa
Los juguetes de materiales naturales proporcionan una experiencia sensorial más completa y auténtica. Mientras que los juguetes de plástico suelen ser fríos al tacto y uniformes en textura, los de madera, lana o algodón ofrecen una diversidad sensorial que enriquece el juego infantil porque ofrecen un amplio abanico de texturas, pesos y cambios de temperatura.
- La madera, por ejemplo, tiene un peso y una textura única. Los niños pueden sentir su solidez y temperatura, lo que les ayuda a desarrollar una mejor percepción de los objetos a su alrededor.
- La lana o el fieltro son cálidos, suaves y agradables al tacto, lo que estimula la sensación de confort y seguridad. Este tipo de texturas son ideales para muñecos, ya que proporcionan una sensación de calidez que los juguetes de plástico no pueden replicar.
La estimulación sensorial (que no sobreestimulación) es clave en los primeros años de vida, ya que los niños aprenden sobre el mundo que los rodea a través de sus sentidos. Los juguetes de materiales naturales permiten una exploración táctil, auditiva e incluso olfativa (el olor de la madera, por ejemplo) que promueve un desarrollo cognitivo variado y rico.
2. Porque te conectan con la naturaleza
La pedagogía Waldorf, fundada por Rudolf Steiner a principios del siglo XX, defiende que los niños deben estar en contacto con la naturaleza desde temprana edad. Los juguetes de materiales naturales como la madera, la lana o el algodón facilitan esta conexión al ser productos derivados de la tierra. Steiner creía que los materiales naturales ayudaban a los niños a desarrollar una relación saludable con el mundo físico, a la vez que fomentaban una mayor apreciación y respeto por el entorno.
En lugar de juguetes de plástico de colores brillantes que emiten sonidos electrónicos, la pedagogía Waldorf sugiere ofrecer juguetes simples y orgánicos que inviten a la imaginación y a la exploración sensorial. Un bloque de madera puede transformarse en una casa, un coche o incluso un castillo en la mente de un niño, mientras que su muñeca de lana se convierte en una compañera fiel en innumerables aventuras.
3. Porque estimulan la imaginación, la creatividad y la resolución de problemas
Si evitamos los juguetes de plástico nos vamos a quitar de entre nuestras opciones un amplísimo catálogo de juguetes, sí. Pero esto es algo positivo, nos va ayudar como filtro. Los juguetes que tienen pilas, sonidos, luces y movimiento suelen ser de plástico y son juguetes que no recomendamos porque sobreestimulan a los niños y porque son juguetes cerrados: tienen una función muy específica en la que el niño debe jugar “a esa cosa” y no se prestan a que los niños imaginen mil usos para ellos.
Los juguetes de materiales naturales como la madera (aunque no todos) suelen ser más simples y menos estructurados que los juguetes de plástico, así que suelen ser una buena pista a seguir si estamos buscando materiales abiertos que permitan a los niños ser los verdaderos creadores de sus experiencias de juego y que fomenten un juego libre y autónomo.
Un conjunto de bloques de madera no le dice al niño cómo jugar con ellos o a qué: esto deja espacio para que su imaginación se despliegue, construyendo todo tipo de escenarios. Los juguetes abiertos que no imponen una única manera de interactuar con ellos permiten a los niños desarrollar su capacidad creativa y sus habilidades de resolución de problemas. Este tipo de juguetes abiertos también permiten que los niños adapten su juego a sus necesidades y que les sirvan de vía de escape para canalizar las emociones que transitan.
4. Porque son materiales más seguros
A medida que han ido pasando los años hemos ido viendo cómo muchos de los componentes utilizados en el plástico y los derivados del petróleo se han ido prohibiendo por su toxicidad. Este fue el caso del bisfenol A (BPA) y por eso ahora en muchos productos plásticos vamos a encontrar señalizaciones como “libre de BPA y ftalatos”. Estos compuestos tóxicos pueden ser perjudiciales para la salud de los niños, especialmente si se llevan a la boca.
Los juguetes de materiales naturales, en cambio, suelen estar libres de estos componentes nocivos. La madera sin tratar o tratada con aceites naturales, el algodón orgánico y la lana pura son opciones mucho más seguras para los pequeños. Aunque, como siempre, habrá que intentar hacerse con materiales y marcas de calidad donde sepamos que la madera y las pinturas o barnices que utilizan son seguros y aptos para los más pequeños.
5. Porque duran mucho más
Los juguetes hechos de materiales naturales suelen ser mucho más duraderos que sus contrapartes de plástico. Un bloque de madera puede resistir años y años de uso y pasar de una generación a otra, mientras que muchos juguetes de plástico se rompen fácilmente o se desgastan con el tiempo.
Además, los materiales naturales son biodegradables y mucho más respetuosos con el medio ambiente. En un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más urgente, optar por juguetes de madera, bambú o algodón es una forma de reducir nuestra huella ecológica y enseñar a los niños el valor de cuidar nuestro planeta. En este artículo puedes ver más detalles sobre cómo limpiar y cuidar los juguetes de madera para que te duren generaciones como si estuvieran nuevos.
6. Porque fomentan la calma y la atención
Los juguetes de materiales naturales suelen ser menos estimulantes en términos de luces y sonidos, lo que fomenta un entorno más tranquilo y equilibrado para el niño. La pedagogía Waldorf hace hincapié en la importancia de los entornos armoniosos y serenos para el desarrollo infantil. Los juguetes simples de madera o tela ayudan a crear un espacio de juego donde los niños pueden concentrarse y explorar sin distracciones innecesarias.
Este tipo de ambiente promueve la atención plena (lo que hoy llamamos mindfulness y tanto necesitamos los adultos) y ayuda a los niños a desarrollar una mayor capacidad de concentración y calma interior, habilidades que serán fundamentales en su vida adulta.
Conclusión
Elegir juguetes de materiales naturales no solo es una opción estética o de moda, sino que tiene profundas implicaciones para el desarrollo sensorial, emocional y cognitivo de los niños. Estos juguetes fomentan la creatividad, la conexión con la naturaleza y un aprendizaje basado en la exploración libre y el descubrimiento personal.
En un mundo que a menudo está lleno de estímulos artificiales y sobrecargados de tecnología, optar por materiales como la madera, la lana o el algodón ofrece a los niños una experiencia más rica y significativa. Al elegir juguetes naturales, no solo estamos regalando objetos; estamos ofreciendo a nuestros hijos herramientas para explorar el mundo de manera consciente, creativa y respetuosa con la naturaleza.